En el contexto de aislamiento social donde jóvenes, niños y niñas estudian desde sus casas, se ven enfrentados a un proceso formativo con características particulares que no acostumbraban, recibiendo por parte de los docentes, información proveniente de diferentes fuentes, documentos, guías de trabajos, recursos multimediales, material de estudio en línea o impresos. En este contexto, donde los estudiantes pueden acceder a grandes cantidades de información, la pregunta que surge es cómo desarrollar una estrategia docente que promueva el pensamiento crítico a partir de las experiencias de aprendizaje que se envían al hogar.

Es   clave orientar a los estudiantes con estrategias y herramientas para analizar y discriminar los contenidos a los que pueden acceder –incluso más importante- que sean autónomos intelectualmente para enfrentarse a cualquier contexto sabiendo utilizar la información para obtener conocimientos nuevos, pudiendo diferenciar hechos y supuestos, y así tomar decisiones para resolver problemas.

Le dejamos algunas sugerencias o consideraciones que permiten orientar el tipo de tareas que envían a sus estudiantes, ya que es tarea nuestra, como docentes, promover el pensamiento crítico en nuestros estudiantes, facilitando desde la acción pedagógica las oportunidades para que desarrollen esa competencia.

Consideraciones generales:

  • Brindar la oportunidad para que estudiantes sean capaces de buscar y evaluar información con pautas orientadoras que les permita interpretar y sustentar sus juicios y opiniones.
  • Orientar el proceso para que identifiquen o formulen problemas y busquen el camino para resolverlos.
  • Permitir que examinen e identifiquen ideas, produzcan resultados y analicen argumentos.
  • Generar oportunidades para que sinteticen y establezcan conexiones entre la información y los argumentos.
  • Permitir que interpreten información y obtengan conclusiones basadas en un análisis.
  • Ayudarlos a reconocer sus propios juicios, ponerlos a prueba y en diálogo con nuevos argumentos.
  • Crear desafíos de aprendizaje que incentiven valores como mentalidad abierta, empatía, racionalidad, autonomía y autocrítica.
  • Promover experiencias de aprendizaje donde el estudiante pueda describir y explorar sus propias creencias, expresar libremente sus sentimientos y comunicar sus opiniones. 
  • Explicar los propósitos, la metodología y las formas de evaluación de los objetivos de aprendizaje antes de comenzar las clases.
  • Fomentar el debate en voz alta para que los y las estudiantes tomen confianza en su capacidad de razonamiento cuando exista la oportunidad de conectarse a través de herramientas de videoconferencias. 
  • Presentar temas complejos con sus conceptos y posibles problemas a resolver.  
  • Entregar retroalimentación que se constituya en una oportunidad de aprendizaje dialógico.