Autora: Sonia Pino | Coordinadora línea Tecnologías Emergentes en Costadigital

 “(…) la primera característica que ha de tener una evaluación que pretende favorecer el aprendizaje es que pueda ser percibida por los estudiantes como una ayuda real, generadora de expectativas positivas. Pero el problema didáctico que se nos plantea a los profesores es el de cómo conseguir que esta expectativa se cumpla, es decir, que la evaluación promueva que se aprenda más y mejor y, además, encontrar placer en ello” (Neus Sanmartí, 2005: 419)

La evaluación es uno de los procesos más importantes de la labor docente. De acuerdo al marco definido en 2018 por la Agencia de Calidad, la evaluación es un proceso que debe estar al servicio de los aprendizajes y debe abordar la conocida evaluación sumativa, la evaluación progresiva para uso interno y voluntario de las escuelas y la evaluación formativa, la que realizan profesores y estudiantes en su trabajo cotidiano.

En este contexto, abordaremos dos herramientas tecnológicas que facilitan la evaluación formativa, específicamente la “recolección de evidencia” destacada en la siguiente imagen:


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