Nos encontramos ante una situación nueva, pero no excepcional. Desde el año 2010, producto de desastres naturales, movimientos sociales o circunstancias de diferente tipo, nuestro sistema educativo a nivel nacional o en algunas zonas de nuestro país han tenido que suspender o adaptar la continuidad de sus clases presenciales. La pandemia del COVID-19 nos plantea el desafío de llevar nuestra docencia presencial a una modalidad virtual, sin otra opción, todos al mismo tiempo y sin necesariamente estar debidamente preparados.